Una catedral de cristal, madre, padre e hija, eran tres las personas que allí habían. Estaba la espada centelleante de una triste y decepcionada niña; alimentada por las sombras y el odio, apuntando en dirección a aquel hombre que contribuyó a traerla a la vida; sin duda en su corazón, se disponía a terminar con la vida de aquel que la había cuidado por 4 largos años. ¿Quien sabe que es lo que impulsaba ese deseo de matarlo, y ese odio por él?...
-Padre... prepárate para morir... - dicho esto, desenvaino su espada, la apunto hacia Hao y pronunció... - ¡Fulmine! (Relámpago).
Dicho esto, un poderoso rayo salio de la punta de su espada en dirección hacia Hao, cuando de pronto el ataque fue bloqueado por una entidad diabólica que surgió de entre llamas purpuras.
-Legión de la Arrogancia... Invocaste a 1 de las 7 Legiones del Caos, eso es magia nivel 9. Tu ganas esta batalla, pero nos volveremos a ver y estaré lista para hacerle frente a tu magia. - dijo Kiruakuma antes de desvanecerse mientras cuervos oscurecían su imagen.
Más tarde la oscurecida niña reapareció en un rincón lejano en la ciudad, la punta de un edificio, observaba con tristeza aquel horizonte, y en sus ojos se notaba la ausencia de brillo; parecía como muerta ante una realidad que ella no deseaba; en medio de llantos y sollozos se levantó del suelo, se dio la vuelta al tiempo que se secaba las lagrimas, y al voltear se percato de la presencia de una hasta ahora más que renombrada demonio, Iblís, la famosa demonio que había abandonado a su suerte a su madre, cosa que esta sombría niña no sabía...
-¿Por qué lloras mi pequeño pétalo de rosa? - preguntó Iblís.
-No es nada... Iblís, gracias, eres como la madre que nunca tuve... - dijo Kiru entre sollozos.
-No intentes engañarme, ¿de nuevo lloras por tu madre? - preguntó perspicazmente Iblís.
-Déjame en paz, Iblís, ¡te he dicho que no es nada! - gritó Kiru.
-Entonces, como gustes... - dijo esto mientras se retiraba.
-Espera... ¿estás completamente segura de que mi madre murió por cuando mi padre la abandonó a su suerte?... - preguntó la pequeña Kiru algo confundida.
-Ya conoces la historia, y sabes bien lo que pasó. Ahora, si me disculpas, debo irme. - dijo mientras se desvanecía dejando atrás llamas.
Así fue como la lujuriosa demonio dejo sola, a este delicado pétalo, dudosa del verdadero sentido de su existencia; se preguntaba que era lo que hacia en ese mundo devastado, por qué y cual era su razón para vivir, las lagrimas no le darían la respuesta; el ardor que sentía en sus parpados ni siquiera le permitía ver más allá de unos pocos metros adelante, razón por la cual camino sin querer hasta el borde del edificio, y cayó por ese precipicio. Ella se percató de que estaba cayendo, pero no se desesperó, al contrario, cerró los ojos como si morir fuese lo que buscaba, y se rodeo con sus propios brazos; imaginaba que se encontraba en un lugar resplandeciente, y su madre la esperaba. Algo extraño pasó al golpear el suelo, lo único cierto era que Kiru, había golpeado el suelo con la fuerza de un pétalo cayendo... Es decir, fue como si un colchón de aire la hubiese salvado. La chica se quedo tirada en el suelo mirando el cielo atardeciendo y se preguntó...
-¿Por qué no puedo morir?... No lo entiendo, ¿quien insiste en que yo pase a través de este sufrimiento?... Quería morir, quería dejar de sentir, y sobretodo... dejar de sufrir...
Y así continuo la desdicha del pequeño pétalo, quien no terminaba de entender su razón de existir. Seria acaso para cumplir con su supuesto deber de cumplir su voluntad de matar a aquel ser, que a pesar de haber contribuido a darle vida, indirectamente se la había quitado a su madre.
La chica se levantó finalmente, y con una nueva fuerza se dispuso a buscar las 6 crestas restantes de las Legiones del Caos; confiaba en que quizás reuniendo las crestas, tal vez y solo tal vez, encontraría las respuestas. Se embarco en la búsqueda de la segunda cresta, La Cresta de la Culpa (irónico ¿no?), la cual se creía que se encontraba según la leyenda "En la cima junto al máximo símbolo de una religión cuyo fundador marcó la diferencia entre el ahora y el antes". Inmediatamente la agudeza con la que había nacido Kiruakuma le permitió descifrar con rapidez lo que aquel pasaje del libro de los muertos, Necronomicón, quería decir. Pronto, Kiru se apresuró de vuelta a la catedral de cristal, y conforme se acercaba empezó a escuchar las voces de su padre y su acompañante femenina de cabelleras rosa pálido...
-¿Estás completamente segura de haber interpretado bien ese pasaje en el Libro de Salomón que había escondido en la catedral? - preguntó Hao.
-¿ Desconfías de mis capacidades de interpretación? ¿Lo ves? Puedo verla, La Cresta de la Culpa está incrustada en la cruz de la punta - dijo Luka, mientras observaba a través de un catalejo que había conseguido.
-¡Hey! ¿Que es eso? Dime, Luka ¿que es lo que ves? - preguntó Hao, mientras señalaba algo que había dado un salto desde un edificio cercano hasta la punta de la torre más alta de la Catedral de Cristal.
-¡Es Kiru! ¡Va a por la cresta! Debo detenerla. - exclamó Luka mientras soltaba el catalejo en el aire y daba el mayor salto que pudo.
Al llegar a la torre hubo un choque de fuerzas en la que Kiru con su espada logró impactar la espada de Luka con suficiente fuerza para mandarla de vuelta en plena caída hacia abajo, aprovechando que esta no se había estabilizado en el terreno.
-¡Magnetize! - exclamó Luka para conjurar una fuerza de adhesión en sus pies.
Con la cabellera cayendo hacia donde la gravedad la halaba, comenzó a ascender nuevamente hacia la punta y con espada en mano, obligo a que Kiru alejara la mano de la cruz donde estaba incrustada la cresta.
-Tendrás que pasar sobre mí, si quieres tomar esa cresta para entregarla al señor de las tinieblas - dijo Luka mientras se ponía en guardia.
-Magnetize... ¡Ferro Igni!- conjuró Kiru.
Al decir estás palabras las condiciones de lucha quedaron igualadas, ninguna de las dos caería al precipicio, sin embargo, no fue el único conjuro que utilizo Kiru, sino que también usó uno, el cual cubrió con llamas la espada de esta. Así fue como dio inicio una lucha desigual, en la cual, los deseos de cada una diferían; Kiru blandía su espada a matar, mientras Luka no tenia ninguna intención de hacerle daño a su hija, más bien le dolía a sobremanera, tener que enfrentar en combate a "muerte" a su propia hija, a quien tuvo 9 meses en su vientre.
-Fulmen procella, tormentoso cielo acude a mi llamado. - susurró Kiru, e inmediatamente el cielo se oscureció y los rayos comenzaron a caer uno tras otro.
Kiru inició el ataque, y las dudas de Luka casi le costaron la vida, una rápida invocación de un Legionario de la Arrogancia, le salvo de un golpe fatal; Kiru conocía de la habilidad de contraataque de Arrogancia y se sorprendió mucho cuando su contendiente de cabellera rosa, no dio la orden de que ejecutará semejante golpe. Hao observaba la lucha con mucho asombro desde la distancia en la que Luka lo había dejado parado, se desconocen los motivos por los que no participo en la lucha; tal parecía que está seria una simple lucha Madre-Hija, en la cual la hija llevaba la ventaja por desconocer que quien enfrentaba se trataba sin duda alguna de su propia madre.
En un descuido de Luka, Kiru consiguió poner contra el suelo a su madre, la lucha se convirtió en un forcejeo en el que volaban las chispas del metal chocando, y se sentía el calor emanante de la espada de la sombría chica. Luka en un intento desesperado por liberarse de tan desventajosa situación, expuso por primera vez en muchísimo tiempo el poder de su aurora carmesí, tornándose sus ojos del característico color rojo sangre, y su cabellera pasó de rosa a una tonalidad plateada, liberó gran cantidad de energía a través de la espada empujando algunos metros a Kiru.
-¡Ray ramosa! - al conjurar este hechizo, numerosos rayos salieron de la punta de la espada de Kiru, golpeando los alrededores de Luka y liberando una gran cantidad de chispas que obligo a esta ultima a cubrirse los ojos.
Esta escena le permitió a Kiru tomar la cresta y largarse rápidamente del lugar, victoriosa... casi.
Nuevamente, se encontraba la oscurecida chica, en una calle de la ciudad, y miraba con confusión al vació. No comprendía porque cuando aquella mujer, de cabelleras rosadas, se esforzó tanto, su ojos y cabello se habían tornado del mismo color que los suyos, superando con creces su fuerza inicial. Ahora su pensamiento había abandonado casi por completo aquel deseo de matar a su padre, y se centraba en descubrir quien era esta mujer, que en ella creaba una cierta nostalgia, como si la conociera de toda la vida. Tenia la idea en mente de que era quizás ella quien tenia las respuestas que buscaba, pues algo tenia claro, y eso era que notablemente su contrincante de cabellera rosa, se había contenido en gran medida por un motivo completamente desconocido para ella.
Solo el tiempo, y seguirlos encontrando a ellos, le revelará que es lo que realmente vino a hacer en este mundo...
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Querida Luka me alaga que desees mostrar tu ser ante mi, y realmente lo de mi pseudonimo fue un pequeño error de comunicacion, pero este error me hizo darme cuenta de varias cosas, y como pareces desear, te revelare "Mi Identidad" pero claro, no directamente, esto lo deberas descubrir por ti misma y para esto tendras que usar tu aguda mente.Ya que sino seria algo aburrido y carente de emocion, no te parece?
ResponderEliminarUna pequeña pista: En la clase de la relatividad si atenta estas me podras encontrar, pero solo, si como tu me pediste, conservas la mente abierta
Se despide Charlotte ;P